
Ignacio Burgoa Orihuela.
Conjunto de máximas que involucran las condiciones inherentes al tipo ideal de juez, magistrado o ministro de la Suprema Corte de carácter intelectual, ético, cívico y humano.
- Primera: Todo juzgador debe tender a ser un jurisprudente por el estudio permanente del Derecho, pues sería absurdo que fuese un “juris ignorans".
- Segunda: Todo juzgador debe ser un intérprete de la ley escrita cuando sus prescripciones no sean claras y precisas, para estar en la posibilidad de actuar con apoyo al principio "secundum leges".
- Tercera: Todo juzgador debe analizar exhaustivamente los casos concretos en que tenga que emitir su fallo, observando el principio “Quod non est in autis, non est in mundo".
- Cuarta: Todo juzgador debe ser honrado en cuanto que nunca, jamás, debe recibir soborno alguno.
- Quinta: Todo juzgador debe ser honesto no sólo en el desempeño de su cargo sino en todos los actos de su conducta.
- Sexta: Todo juzgador debe ser imparcial sin inclinarse en favor de ninguna de las partes.
- Séptima: Todo juzgador debe ser independiente en cuanto a su actuación judicial.
- Octava: Todo juzgador debe tener dignidad y valor civil, no sólo para dictar sus fallos sino para ordenar su ejecución.
- Novena: Todo juzgador debe amar su función para servir mejor a la sociedad.
- Décima: Todo juzgador tiene el deber moral de renunciar a su encargo cuando se le pretenda obligar, por cualquier presión política, a dictar sus resoluciones en el sentido contrario a sus convicciones.