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sábado, 20 de julio de 2024

La Libertad y el Juramento

El grupo, como desarrolla Sartre en su Crítica de la razón dialéctica, es una serie de libertades que se unen. Una serie de sujetos libres que deciden formar un grupo. Al formar el grupo lo fundamental es el juramento. El juramento es aquello a lo que todos dicen que van a ser fieles. El grupo establece una serie de condiciones que todos juran cumplir. El juramento –dice Sartre- es una coseidad dentro del grupo porque en ese juramento cada uno pone su libertad. En realidad acepto no ser libre, delego mi libertad en el juramento. Pero al juramentarme formo parte del grupo. Sin embargo –dice Sartre– el grupo es imposible porque el hombre no puede dejar de ser libre. Y da un ejemplo en Las manos sucias. Digamos que el grupo le pide a uno de sus integrantes que vaya a matar a “Pedro Liniers”. Le dan la tarea a Juan. Juan como ha jurado ser fiel al grupo va a cumplir con la orden y, de pronto, confiesa: “a las 2, 3 cuadras, la orden me abandonó y me encontré solo. Ya no tenía la orden. Ya no tenía la orden que hacía de mí un inocente. Tenía que decidir por mí mismo si mataba o no a 'Pedro Liniers'. Cuando yo tenía la orden, era muy fácil, era la orden que me había dado el grupo, pero como soy libre y estoy condenado a ser libre, la orden se me perdió. La orden se me perdió y me encontré sólo con mi libertad y ahí ya no supe si matar o no a ‘Pedro Liniers’ y supe también que si lo mataba, la responsabilidad era mía porque ya no tenía la orden.”

Entonces, la libertad de cada uno de los miembros va erosionando al grupo porque el grupo no puede arrebatarle la libertad a nadie aún cuando introduzca la figura del juramento. La libertad va a negar al juramento en el mismo momento en que a cada uno de los sujetos se le aparezca su libertad.