Páginas

miércoles, 17 de julio de 2024

El sermón de Montesino (II): Contexto

La comunidad misionera de los Dominicos que hace su entrada en La Española proviene del convento de San Esteban de Salamanca, uno de los centros de la reforma interna de la Orden en esos años que insistió en el regreso a las fuentes de la Orden, poniendo el acento en la contemplación y la pobreza. 

Tras años de observar el proceso de colonización y sus resultados se hacen la pregunta “¿cómo siendo tantos y tan innumerables gentes las que había en esta isla, han en tan breve tiempo, que es obra de quince o dieciséis años, tan cruelmente perecido?”. Y responden “la triste vida y aspérrimo cautiverio que la gente natural de esta isla padecía (es la causa)”.

"Suplicando y encomendándose mucho a Dios con continuas oraciones, ayunos y vigilias, para que les y no errar en cosa que tanto iba, […] finalmente, deliberaron predicarlo en los púlpitos." Así, por orden de su vicario en la isla, fray Pedro de Córdoba, el sermón debía ser deliberado y firmado por todos y predicado por fray Antón Montesino el cuarto domingo de adviento, 21 de diciembre de 1511, a propósito de la lectura del Evangelio sobre San Juan el Bautista: Soy la voz que clama en el desierto. El predicador comenzó por hablar “de la esterilidad del desierto de las conciencias de los allí presentes.”